La noche aun no terminaba y la luna
mostraba su mejor cara, era la noche más inimaginable de mi vida, por unos
cuantos minutos me sentía como la Julieta al lado de su Romeo, la historia de
un amor imposible apenas daba inicio, más allá del límite, más allá de la
locura, más allá de mi amor.
Los aplausos del público parecieren
no tener fin y la dulce y melodiosa voz de Ignazio entraba por mis oídos. Casi podía
sentir su respiración sobre mí, sus ojos penetrantes querían en cualquier
momento saltar sobre los míos.
♫La luna hizo esto, fue culpa de la luna,
haberme enamorado, enamorado de ti ♫
Quien no se pudiese sentir como la
primera dama del universo, quien no pudiese desear estar en mi lugar y ser por
aquellos segundos la musa de inspiración, quien no desease bajarme de esta
hermosa burbuja en la cual apenas empezaba a aventurarme.
Aquella noche daba su término y llego
el momento de bajarme de esa nube en la que me había montado, la orquesta
concluyo su melodía, y bajaba del escenario tomando el asiento al lado de
Mauricio.
–Creo que tu si pasaste la mejor
noche de tu vida –dijo Mauricio –es momento de irnos.
Con esas palabras cualquiera hubiese creído
que fueran de reclamo, pero no, parecía que Mauricio no se diera cuenta de lo
que estaba pasando. Acaso no era obvio lo que había ocurrido en aquel escenario
en esta noche, no lo sé, pero lo que tal vez si sabía era que no pasaría inapercibida
por mucho tiempo.
–Apúrate a ver si alcanzamos a
saludar a Il Volo –se sobresalto Mauricio al ver que ya bajaban del escenario.
No terminaba de hablar cuando ya nos encontrábamos
frente a frente al magnífico grupo, el que por tanto tiempo había deseado
conocer Mauricio.
– ¡Hola! –Sonreía –mucho gusto en
conocerlos –exclamaba –mi nombre es Mauricio y soy un gran seguidor de ustedes.
–El placer es nuestro –mencionaron
todos a la vez.
Eres tú la chica que subió nuestro
querido Ignazio al escenario –pregunta Gianluca convencido de la respuesta –es
un placer conocerte yo soy Gianluca.
–En efecto haz acertado –sonreía –encantada.
–Existiendo tantas chicas en los asientos
–interrumpió Mauricio –tuviste que escoger a mi novia –sonreía –es la mejor
noche de nuestras vidas.
–Por un momento me encontraba frente
a una multitud –contaba Ignazio –y fue como un llamado del cielo –añadió bromeando
–una luz divina te iluminaba, estabas tan radiante, que no me pude resistir.
–Vaya, vaya, vaya –aplaudía Piero –acabas
de sonar como un perfecto imbécil. Y además –completo –estas coqueteándole a
una chica enfrente de su novio.
–No hay problema –exclamo Mauricio –además,
no creo que te haga caso –ríe.
–Eso no lo puedes decidir tu –dijo
Gianluca –esa parte le toca a tu novia, que además no se su nombre.
–Mabel –se adelanto Ignazio al mismo
tiempo que se sonrojaba.
–Pero… –dudo Gianluca – ¿Tanto tiempo
tuvieron para conocerse?
–No –dijo Ignazio –es que…
–Es que nos conocimos antes del
concierto –dije.
– ¿En las afueras de la tarima? –pregunto
Mauricio.
–No… –me intimide –días antes del
concierto les hable en su Twitter –disimule.
–Y fue ahí donde nos conocimos –añadió
Ignazio.
–Por un momento creímos que eras la
chica de la cual nuestro Ignazio se había enamorado –reían todos –hasta ahora
esto parece un vil misterio.
Tanto Ignazio como yo nos sentíamos entre
la espada y la pared, estábamos como en un juicio en el que ya nos declaraban
culpables, y pensar que antes del concierto no sabíamos quiénes éramos pero, en
un instante nos conocemos y ya queremos saber de nuestras vidas, en realidad si
nos estábamos enamorando.
–Tranquilo Ignazio –reía Piero –no
tienes que confesarnos de tu enamorada en estos momentos, ya habrá tiempo.
–En eso estoy de acuerdo –sonreía Mauricio
–no es asunto de nuestra incumbencia, nosotros solo queríamos conocerlos y
tomarnos una foto, ¿Ya les había dicho que es mi sueño?
–Sueño que hoy se hace realidad –dijo
Ignazio.
Yo solo me quedaba ahí, observándolos,
aun no podía creer la serenidad con que nos tratábamos parecía que tonos nos conociésemos
desde hacía rato. Cada vez que miraba a Ignazio el tiempo parecía correr lento
y me quedaba detenida contemplando cada facción de su rostro, sus ojos, dos
hermosas perlas que contenía en ellas toda la sinceridad y pureza que ninguna
persona pudiese tener. Con mis ojos le recorría lentamente hasta llegar a su
nariz y terminando en sus labios, unos labios que me causaban deseo, el deseo
de estar entre sus brazos y sentirme prisionera de sus besos, pero debo
aguardar, el momento perfecto llegara.
Los minutos iban pasando, foto tras
foto; no podíamos terminar sin fotos, los mejores recuerdos de nuestras vidas quedarían
plasmadas para siempre, no solo en imágenes sino también es nuestras mentes y nuestros
corazones.
–Hasta cuando se quedaran en Medellín
–pregunta Mauricio inquieto.
–La idea eras guardarlo en secreto –contaba
Piero –pero ustedes nos han caído bien y les contaremos.
–Estaremos por 4 semanas –dijo
Ignazio –queríamos más tiempo pero debemos continuar con la gira –añadió –confiamos
en ustedes, nadie más se puede enterar de esto.
–Por nosotros no sabrán nada –dije –amenos
que… –me intrigue –nos secuestraran y nos obligaran a contar dicha información,
pero no hay de que preocuparse, me llevaría el secreto a la tumba –reí.
–Me encanta tu sentido del humor –decía
Ignazio –pienso que una chica así enamoraría
a más de uno –completó.
–Y tú sigues con esto de la conquista
–replica Piero, dirigiéndose a mi –perdónalo Mabel el chico esta inaguantable
con esto del enamoramiento.
–Fue genial hablar con ustedes pero
debemos irnos, tanto a mí como a Mabel no nos gusta estar por mucho tiempo en
la calle y además debemos ir por el auto, en pocos minutos terminara la hora de
guarda.
Ya se había llegado el momento de
nuestra despedida, pero tanto Ignazio como yo no queríamos irnos, ambos deseábamos
compartir un poco más de nuestra compañía, pero debíamos aceptar que el final
de esta noche pronto acabaría.
Cada uno abrazaba al otro, terminando
Ignazio entre mis brazos y yo en los suyos, quería que el reloj terminara de
andar y quedarme más tiempo pero debía alejarme, solo sentir que Ignazio
acercaba sus labios sobre mi oído y decía…
–Te llamare, lo prometo.
Mi corazon comenzó a palpitar a miles
y unas cuantas lágrimas querían salir de mí, debía aguantarlas, debía callarlas.
Pero una parte de mi se iría con él.
Camino a casa permanecí en silencio,
ya no quería cantar las canciones que sonaban en la radio. El apetito se había ido
de mí, el sueño parecía no querer llegar, sentía unos fuertes deseos de llorar
pero por una muy extraña razón no lo hacían.
Ya estaba preparada para recostarme
en cama, cuando el celular comenzó a sonar, era un mensaje, pero ¿De quién?... De
pronto una alegría incontrolable invadió mi corazón al leer el mensaje…
“La mejor noche de nuestras vidas finalizan
Esta no será la única vez en la que nuestros ojos se verán
Yo te aseguro vida mía que la ilusión de verte permanecerá
Te deseo lo mejor de tus sueños
Yo estaré velando por ellos
Fue bonito y maravilloso conocerte
Tendrás que disculpar a este hombre enamorado
Que no sabe que mas escribirte.” IGNAZIO
Sus simples palabras lograron calmar
mis ansias y mis ojos comenzaron a cerrarse con el movimiento de las manecillas
del reloj. AL FIN ESTA NOCHE HABÍA TERMINADO.




